Me siento triste, porque perdí a la mujer que amaba, Dios ne ha dado la fortaleza para vivir y buscar en mi y sólo en mi, la felicidad anhelada, pero se los juro que es mas bonito cuando la compartes. Ella no cree que yo la ame, pero la llevo grabada con fuego en mi mente y mi corazon, su sonrisa, su dedo en la boca picaramente llamandome a seguirla; será muy dificil olvidarla, volver a empezar, enamorarme de nuevo.
Dios que habita en el corazon de todos nosotros, si es tu desicion dame la oportunidad, si no mandame la tranquilidad que de ser feliz ya me encargare yo.
Gracias Dios por darme el mejor trabajo del mundo, ser maestro, porque la energía de mis alumnos me inunda y me regresa esas ganas de seguir.
Por último solo haré el máximo sacrificio del amor, renunciar a ella, que Dios la bendiga y que siga siendo muy feliz.
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